sábado, 3 de agosto de 2013

El acoso (bullying) también se da entre hermanos



Ser el blanco de las burlas o agresiones de un hermano puede perjudicar la salud mental de un niño o adolescente. Mientras que el acoso de compañeros de clase es un problema reconocido, a la intimidación de un hermano no se le suele dar importancia y se considera como algo normal.

La Academia Americana de Pediatría acaba de publicar en su revista Pediatrics un estudio en el que se ha evaluado la incidencia de las agresiones verbales y físicas entre hermanos y el estado de la salud mental de 3.500 niños y adolescentes. En la franja de edad de 0 a 10 años, se entrevistó a los padres -una posible limitación del estudio ya que los progenitores pueden ignorar este tipo de conflictos, sobre todo, si los hermanos comparten habitación- y de 10 a 17 años, se entrevistó a los mismos niños y jóvenes. 
En total, un 32 % de los participantes en el estudio aseguró que experimentó por lo menos un tipo de bullying entre hermanos en el último año, en algunos casos leves y otros más graves. Se tuvieron en cuenta las agresiones físicas, el robo con o sin fuerza, el hecho de romper objetos personales del hermano o hermana a propósito, y también las agresiones verbales que hacen que la víctima se sienta mal, asustada o, incluso, no querida a su alrededor.
La salud mental de los niños también se evaluó. Los resultados demuestran que la agresión física o verbal reiterada entre hermanos está asociada a una peor salud mental. De hecho, según el estudio, los niños que han experimentado formas leves y graves de bullying entre hermanos sufren angustia, algo que puede pasar desapercibido.
¿Qué es el bullying?                                                                                         
El bullying se entiende como el acoso entre pares. En la infancia, normalmente el término se usa para referirse al maltrato entre niños de edad similar en la escuela, que increpan a una o más víctimas o que pueden llegar a agredirla físicamente. 
En el colegio, las barreras están más definidas: si un niño o niña da puñetazos, patadas o molesta a otro en clase o en el recreo, esto se considera bullying. Sin embargo, en el hogar, si un hermano agrede a otro, esto se suele considerar una riña, bromas entre hermanos o simples travesuras. Hasta cierto punto esto es así, ya que los conflictos entre hermanos y la competitividad son normales, y enseñan formas constructivas de lucha y negociación a los niños.
No obstante, los padres deben reaccionar e intervenir ante las señales de alarma:
  • Si uno de los hermanos siempre es el agresor y el otro la víctima.
  • Si existen signos de agresión que tienen como objetivo dejar al otro hermano humillado y derrotado.
El impacto emocional de un niño al ser intimidado en el propio hogar por un hermano o hermana en el que confía o admira debe tenerse en cuenta y gestionarse de una forma adecuada. Por ello, los autores del estudio concluyen que los padres deben prevenir y detener un posible maltrato entre hermanos en casa y no considerarlo como un problema menor e incluso beneficioso.

Información obtenida de la página web de Faros - San Joan de Dêu