Muchas veces los hijos relacionan que ir
a hablar con el profesor es sinónimo de ir a discutir sobre las cosas
malas que hacen. Por ello es importante intentar eliminar este
estereotipo reuniéndose con el profesor también cuando las cosas vayan
bien y así poder centrarnos en los aspectos positivos del niño para
queden al descubierto y sean valorados.
No es bueno reunirse solo cuando hay
problemas al igual que no es bueno mostrar nuestro enfado, ni
descalificar al profesor delante de nuestros hijos. Debemos explicarles
que vamos a hablar con su profesor para aclarar algunas cosas y buscar
soluciones.
Es muy importante y positivo que
intenten asistir a las reuniones el padre y la madre juntos. Tanto
profesores como el propio niño lo percibirá como una demostración de
interés hacia la labor que realizan y hacia ellos mismos. Con ello se
puede conseguir que no se olviden detalles, estar más relajados, acabar
más satisfechos y obtener mejores resultados.
Antes de la reunión tenemos que
mentalizarnos que debemos tomar una actitud positiva, tratar de evitar
ideas preconcebidas y no “dictar sentencia” antes de oír al profesor.
El conflicto es positivo y natural
cuando conlleva ideas nuevas, pero puede ser negativo cuando se
convierte en un choque de personalidades. Las causas más comunes de las
discusiones a las que profesores y padres se enfrentan en las reuniones
suelen ser:
- Que cada uno de nosotros quiere hacer las cosas a su manera.
- Creencias erróneas sobre el trastorno que padecen nuestro hijo.
- Malentendidos o formas distintas de ver las cosas de ambas partes.
- Falta de cooperación, real o imaginaria del docente o de la familia.
- Conflictos de personalidad. Problemas con la autoridad. Frustraciones individuales.
- No querer aceptar responsabilidades por alguna de las partes.
- Incapacidad para seguir las normas o ceñirse a los planes.
- Desacuerdo en la forma de alcanzar las metas acordadas.
Durante la reunión deberemos mantener la
calma, actuar con educación en todo momento y centrarnos en el problema
del niño, no perder el tiempo comentando nuestros propios problemas.
Es importante escuchar al profesor sin
interrumpir antes de explicar nuestro punto de vista y ceñirse siempre
al asunto que queremos tratar. Si el profesor se sale del tema, háganle
volver al mismo con delicadeza, pero también con firmeza.
Intenten que comprenda nuestros
sentimientos y la razón de los mismos, cuidando nuestras emociones para
intentar buscar soluciones y evitar el impulso destructivo de buscar
culpables.
Deberemos valorar y tener en cuenta el
trabajo del profesor y su punto de vista para buscar entre ambas partes
puntos en común Es conveniente pedirle al profesor que diga algo
positivo del niño y decirlo nosotros también. Todo bajo un ambiente de
cordialidad.
Hacednos con una agenda donde reflejemos
todo lo tratado. No debemos abandonar la reunión sin preguntarle al
profesor qué espera de nosotros y sin marcar objetivos mínimos y
razonablemente alcanzables. Ofrezca una solución y/o alternativas
negociando compromisos e intentando crear una situación favorable para
todos. Ir aumentando objetivos en las sucesivas citas según se vayan
cumpliendo. Si no se cumplieran alguno de ellos analizar el porqué e
intentarlo para la cita siguiente.
Fuente: Fundación CADAH