La ansiedad es una emoción básica que experimentamos todos los seres
humanos. ¿Cómo se presenta en los niños?
¿Tu hijo se inquieta demasiado al separarse de ti, al ir a la escuela o
por hechos que aún no han ocurrido? ¿Repite frecuentemente “qué pasaría si...?”
¿Dice sentirse aislado y solo? ¿Tiene miedo a que algo salga mal?
Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, es posible que tu hijo
padezca ansiedad. La ansiedad excesiva también se manifiesta a través de
síntomas físicos, como dolores de cabeza y de estómago, manos húmedas y frías,
palpitaciones, proximidad al desmayo, noches de insomnio y una sensación
generalizada de tensión.
¿Qué
es la ansiedad?
La ansiedad es una emoción básica que experimentamos todos los seres
humanos. Suele aparecer como respuesta normal a un peligro o amenaza. Si bien
todos sentimos ansiedad en distinta medida y en diferentes momentos de nuestra
vida, en respuesta al estrés, la ansiedad que acarrea problemas es la que
empeora con el tiempo.
A medida que los niños crecen, hay momentos en los que sienten miedo o
perciben el peligro: la oscuridad, los monstruos o el miedo a caerse de la
bicicleta son ejemplos que suponen las primeras experiencias de ansiedad. Para
otros niños, estos sentimientos aparecen en situaciones sociales y de
evaluación, como al hacer un examen, al conocer a otros niños o al ser objeto
de una broma.
Es completamente normal tener sentimientos de ansiedad en determinadas
situaciones y a determinadas edades. Con el tiempo, la mayoría de niños aprende que los monstruos no
existen, que los exámenes se aprueban estudiando, y cómo deben responder a una
broma. Sin embargo, para otros niños, las sensaciones de ansiedad son muy
intensas o aparecen a menudo. En lugar de aprender a manejar la angustia, estos
niños sufren ansiedad y se sienten cada vez peor. Afortunadamente, la
ansiedad tiene tratamiento. Más del 90% de las personas que se tratan por
trastornos de ansiedad se recupera por completo.
¿Cómo
se presenta en los niños?
La ansiedad en los niños es muy común y puede manifestarse de muchas
formas:
1. Trastorno
de ansiedad por separación:
La angustia por la separación de personas queridas
y por cambios en situaciones conocidas constituye una parte normal del
crecimiento. Un niño que se angustia demasiado ante la separación cotidiana de
sus padres o de las personas encargadas de su cuidado puede estar sufriendo
este trastorno.
El llanto, la necesidad de aferrarse a alguien, o
el sentimiento de pánico ante la separación son indicadores muy comunes, así
como una excesiva preocupación porque algo pueda pasarles a ellos o a sus seres
queridos. También suponen claros indicios que el niño tenga miedo de que sus
padres no vuelvan a casa, o que no quiera dormir solo y se niegue a ir a la
escuela.
2. Fobia
social:
A medida que crecen, los niños se relacionan
socialmente con otros niños, y también con adultos. Sin embargo, algunos
niños sienten ansiedad ante la proximidad de ciertas situaciones sociales.
Tienen dificultades para hablar en voz alta en
clase, unirse a una conversación, hacer amigos y hablar con ellos, hacerse
valer o participar en las actividades de las clases de educación física y de
música. Estos niños suelen inquietarse demasiado por lo que piensan los demás y
muestran una excesiva preocupación por si hacen o dicen algo embarazoso.
Manifiestan mucha ansiedad y evitan estas situaciones por miedo a hacer el
ridículo o a ser objeto de críticas.
3. Trastorno
de ansiedad generalizada (TAG):
Los niños con este trastorno se preocupan por todo
tipo de cosas, desde
el rendimiento escolar y la salud hasta cuestiones familiares y lo que sucede
en el mundo. Si bien es normal mostrar preocupaciones, los niños con TAG no
pueden dejar de inquietarse, aunque se les dé consejo. Tienden, además, a
presentar síntomas como irritabilidad, alteraciones del sueño y molestias o
dolores musculares causados por la preocupación.
¿Qué
puedes hacer para ayudar al niño con ansiedad?
- Aunque lo más normal es que el padre o la madre quieran ayudar a su hijo evitando o escapando de las situaciones que lo angustian, esto sólo contribuye a prolongar su ansiedad. En lugar de rescatarlo, ayúdale a afrontar sus miedos y elógialo por cada intento que realiza para encontrar una solución.
- Los niños imitan las conductas y emociones expresadas por sus padres y, cuando necesitan orientación, se fijan en ellos. Por ello, es importante que controles y manejes tus propias reacciones ante situaciones que provocan angustia y ante la ansiedad que pueda manifestar tu hijo.
- Puedes ayudar al niño con ansiedad a darse cuenta de que sus pensamientos están interfiriendo en su rendimiento, y alentarlo a formar ideas más racionales y objetivas que sustituyan los pensamientos negativos automáticos.
¿Cuándo
se debe buscar ayuda profesional?
Es normal que los niños se angustien de vez en cuando. Si la ansiedad de
tu hijo se intensifica y comienza a interferir en su desarrollo escolar o en
las relaciones con sus amigos y familiares, es probable que necesite ayuda
profesional.
Las investigaciones indican que las intervenciones
cognitivo-conductuales en niños con ansiedad resultan muy eficaces.
Documento obtenido de:
FAROS Sant Joan de Déu , plataforma digital de promoción de la salud y el bienestar infantil del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. (Enlace)