sábado, 9 de febrero de 2013

¿Qué es la indefensión aprendida?


Es un proceso que tiene lugar cuando un organismo aprende que sus respuestas y los reforzamientos son independientes, llevando al organismo a un estado de incapacidad percibida de resolver las situaciones de amenaza. La indefensión tendría lugar cuando se pierde el control de las consecuencias del propio comportamiento. Cuando una persona o un animal se enfrentan a una amenaza o una pérdida, aparece la respuesta de estrés asociada al miedo. Si aprenden que la respuesta no es controlable y tiene lugar la indefensión aprendida, la depresión sustituye al miedo, es decir que las situaciones no controlables general estrés. Si estas situaciones de estrés tienen lugar con frecuencia, la aparición de la depresión es más que probable debido a que los sujetos depresivos tendrían serias dificultades en controlar las situaciones estresantes. La indefensión aprendida es pues una vía que relaciona el estrés con la depresión.


En un experimento de Martin Seligman, un grupo de perros fueron expuestos a descargas eléctricas que no podían evitar ni controlar. Cuando, más adelante, se les dio la oportunidad de escapar de las descargas, los animales permanecieron quietos, sin mostrar ningún tipo de respuesta. Este estado de inactividad se explicó por el fenómeno de la indefensión aprendida, que consiste en un estado en el que el sujeto no intenta escapar ni evitar los estímulos aversivos (en este caso, las descargas) aunque tenga la oportunidad de hacerlo. ¿Por qué no lo hace? Parece ser que el estado de indefensión aprendida produce un déficit en el aprendizaje posterior, es decir, hace que sea más difícil aprender que alguna respuesta puede detener o evitar la estimulación aversiva. La hipótesis de la indefensión aprendida supone que el animal ha aprendido que su conducta no puede influir de ninguna manera en los acontecimientos, por lo que permanece inactivo.
Este fenómeno se produce también en seres humanos. En estos casos, el individuo desarrolla expectativas de falta de control sobre los acontecimientos, y suele pensar que su actuación es inútil. Es habitual encontrar pensamientos del tipo “nunca voy a conseguirlo”, “da igual que me esfuerce”, etc. En estos casos el estímulo aversivo puede ser el temor al fracaso en los estudios, el trabajo o las relaciones personales.
La persona aprende que no tiene ningún control sobre lo que le ocurre. La falta de control puede derivar en mayores niveles de estrés y favorecer la aparición de otros problemas de salud. Puede ser realmente incapacitante, ya que el individuo permanece inactivo ante los acontecimientos y es incapaz de reaccionar.

 
El tratamiento que se da a las personas que se encuentran en esta situación suele ser lo que se conoce como terapia cognitiva, que consiste en ayudar a estas personas a “desaprender” que no tienen control sobre los acontecimientos.


Información obtenida del blog: docentesespecialesmendoza.blogspot.com.es. Enlace