sábado, 3 de agosto de 2013

¡Deja, ya lo hago yo!



Es una cosa muy de padres avisar de los desastres que están por venir. Muchas veces, ese poder de predicción paternal acaba en un exceso de protección y, como consecuencia, en un “deja, ya lo hago yo” que pesa en la evolución de nuestros hijos como personas autosuficientes. Aquí os ofrecemos algunos consejos para educar a niños independientes.
Con dos años, empiezan ya las primeras pataletas del “¡lo hago yo sólo!” y, con ellas, una lucha interior entre el miedo y la ilusión motivada, muchas veces, por el desconocimiento de los padres. “Algunos padres, especialmente primerizos, se sorprenden de lo que pueden hacer los niños… Si les dieran la oportunidad, verían que son capaces de hacer mucho más de lo que imaginamos”, explica Ana González Sanchidrián, Psicóloga Infantil y Codirectora de la clínica AUPA Psicología y Fisioterapia Infantil y del Lactante, en A Coruña.
Pero ¿es necesario que hagan cosas solos desde tan pequeños? Un rotundo “sí” sale de la boca de Ana, que está más que acostumbrada a contestar esta pregunta. “Los niños tienen que ser protagonistas de su desarrollo, tienen que ser sujetos activos”. Ellos son quienes crecen, nosotros quienes guían; sin su aportación, el proceso no puede culminar y cuanto antes lo entendamos, antes lo entenderán. “Tienen que ser autónomos y estar preparados para las exigencias sociales. Si no sobreprotegemos a los niños, les damos oportunidad para practicar y elogiamos sus iniciativas, conseguiremos que tengan una autoestima sana”.
No obstante, una vez comprendemos este mantra, llega uno de los problemas más habituales de los adultos de hoy: el tiempo; o más bien, su ausencia. ¿Y si no tenemos tiempo a esperar a que se vista, coma o se lave? “Los esfuerzos de hoy nos recompensarán mañana”, insiste.
Se muestra contraria a establecer rutinas distintas entre la semana y el fin de semana. “Si por semana tenemos prisa, podemos ayudarle un poco –una cucharada tú, una yo-pero no sustituir su desarrollo. Nunca podemos darle todo hecho”. Y añade: “El ‘deja, ya lo hago yo’ es un error.
Curiosamente, ese tiempo que tanto nos falta, sumado a nuestras alabanzas sobre sus logros, serán su mejor recompensa. ‘Si lo haces bien, tendré más tiempo para jugar contigo’ es una buena frase de ánimo para los niños que engloba dos conceptos: el primero, si lo haces, me ayudarás asumiendo una tarea; el segundo, tu ayuda me dará tiempo, que te regalaré a ti. De esta forma, no sólo conseguiremos ayudarle en su desarrollo sino que reforzaremos los vínculos padre-hijo.
Aunque Ana no es contraria a los premios materiales, que pueden ser un buen complemento motivador. “No pasa nada porque premiar alguna vez con algo material porque pronto automatizarán la nueva tarea y dejarán de necesitarlos. Lo realmente importante es establecer los premios antes de la acción en vez de castigar cuando lo hace mal”, aclara.
Entonces, ¿cómo podemos ayudar a los niños a aprender nuevas tareas? La psicóloga recomienda el sistema conocido como ‘encadenamiento hacia atrás’. Consiste en realizar una actividad con el niño, por ejemplo, lavarse las manos. La primera vez, hacemos todo el proceso con él. La segunda, en cambio, le dejamos que intente hacer sólo la fase final del proceso, en este caso, secarse las manos. Y así progresivamente hasta que haga sólo todo el proceso.
Para introducir más de una tarea nueva en la vida del niño, son muy útiles las agendas de pictogramas. Le ayudará que colguemos en su pared una cartulina con los dibujos de todo lo que tiene que hacer: levantarse, cepillarse los dientes, peinarse, etc. “Primero aprende, después instaura y posteriormente automatiza”, aclara. Al tener las acciones presentes de forma visual, el niño irá asimilando las funciones que se esperan de él y, con el tiempo, se irá anticipando  hasta ser capaz de realizarlas todas y la agenda deje de ser necesaria.

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Información obtenida de la web:  padresycolegios.com