Las nuevas corrientes pedagógicas son proclives a que los profesores
se preocupen de que sus alumnos, además de tener un buen rendimiento en
Lengua, Inglés o Matemáticas, experimenten un crecimiento personal y
atesoren ciertas habilidades sociales: empatía, expresión y comprensión
de los sentimientos, independencia, capacidad de adaptación, y junto a
ello, si es posible, hacer gala de atributos como la cordialidad, la
amabilidad y el respeto. Parece un cuadro idílico, pero todo se resume
en un concepto: Inteligencia Emocional (IE), algo donde el modelo actual
de escuela, centrada en los contenidos, puede estar fracasando.
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Información obtenida de la página web de la revista electrónica de la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (MUFACE)