domingo, 16 de noviembre de 2014

¿Y si mejor, no es suficiente?

Javier Quintero. Jefe de Psiquiatría del Hospital "Infanta Leonor" de Madrid
 
Cada vez sabemos más sobre el TDAH y además cada vez tenemos más recursos que han demostrado su eficacia para ayudar a los niños, adolescentes y adultos con TDAH y a sus familias. Esto ha significado un notable avance con respecto a lo que podíamos pensar hace tan solo una década. Quizás la pregunta ahora está en si sabemos más y tenemos más recursos, ¿por qué nos conformamos con los mismos objetivos terapéuticos de antaño?
 
Cada vez somos más los clínicos que pensamos que se debe trascender al control de los síntomas nucleares del TDAH. Sin duda es clave el control de los síntomas principales del trastorno como la inatención, hiperactividad e impulsividad. Son la puerta de entrada para el resto de las disfunciones asociadas, pero en muchas ocasiones, el mero control de estos síntomas no conseguirá una mejoría global en la evolución. Además del control de los síntomas antes mencionados, el niño con TDAH tiene que mejorar en su funcionamiento en la escuela, sus relaciones sociales y su actitud en casa. Pero también ha de construir una correcta autoestima y autoconcepto, como mejor garantía para un desarrollo armónico y saludable que le permita transitar por las diferentes etapas de la vida, de la manera más segura posible y afrontando los retos que se le presenten.

La mejor manera en la que me gusta definir el TDAH, es como un factor de riesgo de evolutivo. El TDAH carecería de la importancia que tiene, sino fuera porque pone en riesgo el desarrollo del que lo padece;  el desarrollo conductual, de su potencial de aprendizaje, de su interacciones sociales,…con la potencial repercusión que eso puede conllevar, y sin mencionar las comorbilidades u otros trastornos asociados al TDAH, que tan frecuentes son en esta condición. Pues creo que ha de ser ahí donde debemos fijar los objetivos de la intervención en el TDAH; ver el futuro como el objetivo principal. En una alegoría con el Atletismo, tratar el TDAH sería más bien como correr un maratón aunque con sus obstáculos, mientras que muchos lo platean como una carrera de velocidad. El objetivo sería entonces llegar lejos y no tanto llegar rápido, definiendo los objetivos a corto, medio y sobre todo a largo plazo. Para poder fijar bien esos objetivos, se puede partir de la formulación individual, que no es más que comprender a cada niño, adolescente o adulto con TDAH como algo único, con sus carencias, pero también con sus talentos, con sus dificultades, pero también con sus fortalezas. Integrado en un contexto familiar, escolar y social, con el que interactúa de manera constante y que deben aparecer en nuestro análisis de situación.

Lo anteriormente mencionado quizás se pueda ver mejor con un ejemplo; varón de 11 años con TDAH. En su vida la mayoría de las cosas no le marchan bien, en el colegio las notas no son buenas, la profesora le regaña con frecuencia por “distraerse” en clase y no hacer los deberes y en casa, las discusiones son habituales por las dificultades a la hora de hacer las tareas, a las que dedica gran parte de la tarde. Tan sólo funciona bien en un aspecto, juega al futbol y lo hace muy bien. Entrena en un equipo y juega los fines de semana, es la única parte de vida en la que se siente respetado y valorado y que aporta valor positivo a su autoestima. Hasta que a alguien, se le ocurre “quitarle del futbol” como consecuencia a no cumplir con las obligaciones escolares. “Hasta que no apruebes, no vuelves al equipo”. La consecuencia fue la contraria a la esperada, notable empeoramiento en todos los aspectos, incluido el personal y social, que hasta entonces funcionaban bien, además del académico. Probablemente no se valoró de manera global las necesidades de este chico, el valor que “jugaba el futbol”, no se trabajo suficientemente con los padres el entender que es el TDAH, y como trabajar los refuerzos positivos, en lugar del “castigo”.

Debemos entender que cada paciente con TDAH tiene sus dificultades y sobre esas habrá que trabajar, pero también aspectos que funcionan, y esos los debemos proteger.

Texto publicado en el blog Conocimiento compartido



Imagen obtenida de Comunidad TDAH